Continuamos resaltando, en su mes, el rol de la mujer en los viajes espaciales, en este post veremos su presencia luego del desastre del Challenger en 1986.
Con la vuelta al espacio de la flota de transbordadores a finales de 1988, las astronautas de la NASA comenzaron a aparecer al año siguiente, si bien las que ya habían volado continuaban en actividad seguían debutando nuevas astronautas, esta vez les tocaba a las integrantes del grupo 10 (1984).
Lucid y Baker, integrantes de la misión STS-34 (sonda Galileo).
Mary Cleave fue la segunda mujer astronauta de la NASA (luego de Sally Ride) en volver al espacio, en mayo de 1989, durante la misión STS-30, encargada de poner a la sonda Magallanes rumbo a Venus; ese mismo año, otra misión con una sonda interplanetaria, la STS-34 con la sonda Galileo, llevó entre sus tripulantes a Shannon Lucid, una de la seis pioneras de la NASA, en su segundo vuelo y a la debutante Ellen Baker del grupo 10 de astronautas (1984).
El año se cerraba con la misión STS-33, entre sus tripulantes se hallaba otra mujer del grupo 10 de la NASA que realizaba su primer vuelo, Kathryn Thorton, la primera mujer que participó en una misión militar, dedicada al Departamento de Defensa de EEUU.
Kathryn Thorton la primera astronauta en misión militar.
Las mujeres de la NASA siguen apareciendo en las más emblemáticas misiones del transbordador espacial, la década del 90 sería bastante prometedora al respecto, incluso para los rusos, quienes solo incluyeron mujeres en sus vuelos para dar golpes mediáticos y luego terminaron discriminándolas mucho más.
En 1990 dos importantes vuelos incluyeron a mujeres astronautas de la NASA, la STS-32 en enero, fue la encargada de recuperar el satélite LDEF, un gigantesco artefacto con experimentos biológicos, comparado en tamaño a los actuales módulos de la Estación Espacial Internacional.
Esta misión requirió de personal muy experimentado en el manejo del brazo robot para capturar al gran satélite y depositarlo en la bodega para traerlo de regreso a la Tierra, luego de seis años (tres más de lo previsto) en el espacio. Entre las astronautas que realizaron esta dificil tarea se hallaban Bonnie Dunbar, en su segundo vuelo y otra de sus compañeras de grupo, la debitante Marsha Ivins, muy conocida (y muy criticada) por sus cabellos libres en gravedad cero, pero una de las más capaces en toda la NASA.
Marha Ivins, durmiendo y con sus cabellos libres en gravedad cero.
En abril se lanza, con bastante retraso, la misión STS-31 con Kathryn Sulivan, otra de las seis pioneras en su segundo vuelo, su misión nada menos que poner en órbita el ya mítico telescopio espacial Hubble, que tantas sorpresas nos sigue brindando hoy en día.
Las misiones del transbordador ya incluían tripulaciones con dos mujeres y en misiones de alta complejidad, la década no había hecho más que empezar, pero aún se reservaba alguna que otra sorpresa para estas protagonistas del espacio.
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