13 diciembre 2020

Cuando el fracaso SI es una opción

Muchos recordarán las célebres palabras "El fracaso no es una opción" de Gene Kranz, el célebre director de vuelo en Houston del programa Apolo, quien estuvo a cargo de la dirección de muchos de esos vuelos inclusive los más recodados: Apolo 11 y Apolo 13, este último tan cerca de la tragedia de acabar con la vida de sus tres tripulantes cuando, por una explosión de la nave, no pudieron llegar  a la Luna. Ese vuelo motivó aquella frase que luego titularía su famoso libro.

El pasado 9 de diciembre primer vuelo del prototipo de la nave Starship SN8, de la empresa SpaceX de Elon Musk, cumplió con muchas de los objetivos puestos sobre esa prueba, la segunda etapa de 50 metros de alto por 9 de diámetro realizó lo que muchos pensaron que sería imposible: un vuelo controlado de 12,5 km de altura para luego maniobrar con sus flaps en esas alturas y controlar y guiar la posición pasando, en cuestión de segundos, de horizontal a vertical para aterrizar de esa manera.


La combustión de uno de los tres motores Raptor fue insuficiente por una baja anormal de la presión (según el propio Musk) y esto determinó que la Starship cayera a una velocidad mayor a la esperada y se estrellase contra la plataforma donde debía aterrizar, con la consiguiente aparatosa explosión.

Muchos se quedaron con esa última imagen sin haber apreciado todo lo que si había salido bien durante esos segundos previos, la dirección, el guiado y la maniobrabilidad de esa gran estructura espacial que sigue vigente más que nunca para llevar astronautas a la Luna y a Marte; los problemas del aterrizaje se irán solucionando en los siguientes vuelos de pruebas SN9 y posteriores, pues para eso son los vuelos de pruebas, para detectar y corregir errores contratiempos e imprevistos ya que nada de eso podrá existir cuando la Starship lleve seres humanos a los planetas.

Estas mismas pruebas existieron con los, ahora exitosos, cohetes Falcon 9 que hoy son portadores de los satélites Starlink, satélites internacionales de aplicaciones varias (entre ellos nuestros Saocom)  y las naves Dragon que hoy ya son consideradas plenamente operativas tanto para llevar tripulantes como suministros a la Estación Espacial Internacional.

Los Falcon 9 se estrellaron una y otra vez en las fases tempranas de desarrollo como así también estallaron y se estrellaron diversas fases del cohete Saturno V en los talleres de Wernher von Braun en Alabama cuando el programa Apolo todavía era una expresión de deseo del entonces presidente Kennedy.

Es por ello que, si bien Gene Kranz tuvo razón con su frase en un momento donde el margen de error era nulo para poder traer de regreso y vivos a los astronautas de Apolo 13, en este momento de la conquista espacial las de Elon Musk no son menos representativas "Si no tenés errores es porque no estás innovando lo suficiente", viniendo de alguien que hasta 12 años era un total desconocido y hoy logró devolverle a EEUU su presencia en el espacio de manera sostenida, aventajando a otras empresas privadas que pugnan por lo mismo y lleva adelante el desarrollo de un programa interplanetario, es más que meritoria su innovación  y más que respetable su trabajo.

Los resultados de esta prueba del SN8 podría ser de un 75% lo cual es muy meritorio por haber sido la primera de muchas en estas condiciones y la obra de Musk merece que la observemos y documentemos con objetividad y por qué no gran cuota de asombro.

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